EVALUACIÓN
DE PROGRAMAS, CENTROS Y PROFESORES
INVESTIGACIÓN
EVALUATIVA DE LAS EXPERIENCIAS DE INNOVACIÓN EDUCATIVA.
Introducción:
Los
tiempos cambian al mismo ritmo que cambia la sociedad. Nuestro mundo se caracteriza
actualmente por la aceleración de los cambios, por una marcada diversidad
cultural, por la complejidad tecnológica, así como de continuos cambios
científicos.
Dentro
de toda esta corriente de cambios la educación también se ve afectada por estas
nuevas tendencias.
Lo
que caracteriza esta situación en la educación es el intento de llevar esa
multiplicidad y variedad de cambios a la escuela. Es por ello que incluso se
puede llegar a “una sobrecarga de innovaciones” tal y como dicen
Hopkins, Ainscow y West (1994). Según estos autores este es uno de los grandes
problemas del sistema educativo.
Estos
cambios se han venido denotando desde los últimos años. Se han introducido
cambios en el curriculum: nuevos contenidos, formas de enseñanza, la evaluación
de las materias; cambios en la estructura del sistema de ampliación de la
enseñanza obligatoria a los 16 años, regulación de la Educación Infantil,
cambios en la forma de trabajo de los profesores: con introducción obligatoria
de elaboración de Proyectos Educativos de Centro, Proyectos Curriculares,
Reglamento de Organización y Funcionamiento, etc.; se han introducido cambios
en el tratamiento de la diversidad en el aula; se han introducido cambios en
las funciones, estrategias y procedimientos de la formación del profesorado y
más concretamente en los incentivos a la formación. Pero los cambios no acaban,
y el proceso sigue en continuo desarrollo.
Esta
situación determina en gran medida la actividad diaria de los profesionales de
la enseñanza que han de convivir con la incertidumbre, dilemas, presión e
intensificación características de nuestro tiempo. Por ello se requiere de una
formación a los profesores para que puedan funcionar adecuadamente en contextos
caracterizados por la diversidad cultural, flexibilidad y complejidad
económicas, fluidez y horizontalidad organizativas, incertidumbre moral y
científica (Richert, 1994; Hargreaves, 1994).
Todos
estos cambios siempre se producen teniendo en cuenta que van siempre desde
arriba hacia abajo llevados a la práctica con una más que cuestionable atención
a las características de los procesos de cambio. Estos cambios han sido
promovidos por la Administración. Por otro lado, desde la Administración
Educativa se vienen produciendo y financiando proyectos para el desarrollo de
innovaciones o cambios en el sistema educativo, y en concreto en algunos
centros, que en absoluto vienen a equilibrar la ingente cantidad de cambios
verticales que se han venido produciendo.
1. ¿QUÉ CONOCEMOS SOBRE COÓMO FUNCIONAN LAS INNOVACIONES Y CAMBIOS EN EDUCACIÓN?
1. 1. Sobre el concepto
de innovación.
Diferentes
autores han publicado definiciones del término innovación. Una de ellas es la
de Mat Miles en 1964: “generalmente hablando, parece útil definir la
innovación como un cambio deliberado, nuevo, específico que se piensa que va a
ser más eficaz para conseguir los objetivos de un sistema… parece
razonable considerar que las innovaciones se planifican en lugar de que ocurran
por azar. Un elemento de novedad puede venir dado por una recombinación de
partes o por una forma cualitativamente diferente de lo que se hace”.
Esta
definición y muchas otras vienen a plantear la necesidad de la existencia de
una idea, técnica, función, etc. nueva o considerada como tal por los posibles
usuarios. Se trata por tanto de un cambio fundamentado, que no es casual sino
planificado con mayor o menor publicidad, pero con una clara intención de
mejora.
La
diferencia entre innovación curricular e innovación educativa, parece de matiz,
pero nos puede conducir al debate entre los distintos niveles del cambio en
educación, en función del impacto que pueda tener.
Algunos
autores tienen la tendencia a igualar el concepto de innovación con el de
cambio. Es evidente que todo proceso de cambio a nivel de escuela supone la
modificación de algún elemento, o la introducción de alguna práctica a nivel
didáctico u organizativo que tiene influencia personal y/o cultural. Cuban
(1992) señala que existen tres creencias fuertemente asentadas con respecto al
cambio en la escuela: La primera asumiría que el cambio planificado es positivo
y procede de la idea generalizada de asumir el riesgo como valor positivo
independientemente de las metas, resultados o intención. Una segunda creencia
sería aquélla que asume que el cambio está separado de la estabilidad: esta
creencia no se corrobora con las teorías de sociólogos, psicólogos,
antropólogos, que establecen que el cambio siempre se hace por adaptación y
transformación de la realidad existente. Una última creencia a la que hace
referencia Cuban es que una vez que el cambio planificado se ha adoptado, las
mejoras aparecen. Tendremos que plantear que la institucionalización del cambio
es una de las frases más costosas y complejas del desarrollo curricular, sobre
todo, cuando esos cambios afectan a cuestiones fundamentales del individuo o de
la estructura organizativa (Carrera 1998).
Algunos
autores como Romerg y Price diferencian entre Innovaciones menores y radicales.
Las primeras se diseñan para mejorar la enseñanza y no suponen cambios a nivel
de valores y tradiciones asociadas con la cultura escolar. Las innovaciones
radicales son aquellas que se diseñan para cambiar las tradiciones culturales
de las escuelas y se perciben por el profesorado como tal.
Los
cambios de Primer orden corresponden a cambios menores dirigidos a mejorar
algunas deficiencias detectadas en la escuela pero que no afectan a la
estructura básica de la organización. Los cambios de segundo orden o cambios
fundamentales buscan alterar la forma esencial de la organización, al
introducir nuevas metas, estructuras, papeles, etc.
1.2. Algunos principios
sobre los procesos de cambio.
Podemos
ver como Miles realizó un análisis personal de lo que han supuesto 40 años de
cambio en las escuelas, mostrando cómo han ido evolucionando los modelos y
estrategias de intervención, desde el entrenamiento en destrezas y la
aplicación técnica de procesos de adopción y difusión, hasta propuestas más
recientes que han supuesto la introducción del asesor o agente de cambio. Este
autor nos ofrece algunas conclusiones sobre el qué y el cómo de los cambios en
educación basándose en su propia experiencia:
·
La resistencia al cambio es
inevitable porque las personas se resisten al cambio
·
Cada escuela es única
·
Cuanto más se cambia, menos se
cambia
·
Las escuelas son instituciones
especialmente conservadoras, más difíciles de cambiar que otras instituciones
·
Hay que permanecer algún tiempo
en la escuela para poder comprender y apoyar los cambios
·
Se necesita una meta, objetivos
y una serie de tareas bien definidas con antelación
·
Nunca se puede agradar a todo
el mundo, por lo que es necesario avanzar
·
En especial la participación de
cada uno en los procesos de cambio
·
Comenzar por cambios pequeños,
fáciles en lugar de por cambios grandes (Miles, 1992)
·
El problema no es la falta de
innovaciones, sino la enorme sobrecarga de cambios fragmentados, descoordinados
y efímeros
·
Los problemas educativos son complejos
y se requiere un enfoque del cambio que reconozca este hecho
·
Se ha dado más importancia a
los símbolos del cambio que a su sustancia
·
El cambio es un proceso de
aprendizaje cargado de incertidumbre
·
El cambio es un proceso
abierto: los modelos de planificación racionales no son de utilidad
·
Los problemas son nuestros
amigos
·
El cambio demanda recursos
personales, materiales, económicos
·
El cambio es sistemático
(Fullan y Miles, 1992)
Se establecen también unos
criterios y principios que resultan de interés:
·
Comprender el punto de vista de
los participantes en un proceso de cambio es crucial
· El
cambio es un proceso, no un suceso accidental
· Es
posible anticipar gran parte de lo que ocurrirá durante un proceso de cambio
·
Innovación e implantación son
dos caras de la misma moneda
· Para
cambiar algo, alguien tiene que primero cambiar
·
Cualquier persona puede
facilitar el cambio
1.3. Fases en los procesos
de cambios
Uno
de los puntos fundamentales de los cambios es su carácter progresivo,
procesual. Las innovaciones pasan siempre por diferentes etapas que es preciso
reconocer si queremos ofrecer un modelo amplio que permita enfrentarse a su
evaluación.
Para
Roger existen unas condiciones previas necesarias para los procesos de
innovación, tales como la existencia de un clima o consciencia de problemas y
necesidades a nivel escolar o de profesores individuales, la apertura a la
introducción de cambios, así como la existencia de conocimientos didácticos y
organizativos disponibles como para ser llevados a la práctica. La evaluación
diagnóstico de la situación actual representa el primer paso a dar en el
desarrollo de todo proceso de innovación.
Explorar
opciones sería la segunda fase. La adopción parece ser en realidad el comienzo
de la innovación.
La
iniciación consiste en presentar la innovación, describirla, mostrarla a los
posibles usuarios. La implementación o puesta en práctica de la innovación, y por
último la Institucionalización.
La
iniciación siempre configura una de las fases primeras de todo proceso de
innovación. En la iniciación se diseña, se planifica, se da a conocer, se
decide en definitiva el cambio al nivel que se considere.
La
iniciación se ve influida también por una serie de variables que es necesario
atender porque influyen y determinan las fases siguientes del proceso de
innovación. Se requiere entonces que los profesores perciban que la innovación
es de calidad, mejora la práctica cotidiana, es compatible y consistente con
los valores, experiencias pasadas y necesidades potenciales de los usuarios.
Miles establece también que las características del conocimiento comunicable
son: Claridad: debe ser claro, no confuso, vago, irrelevante; Relevancia:
significativo, conectado con la vida normal.
1.4. Factores asociados
con la iniciación
La
existencia de innovaciones de calidad es una de las condiciones innegables de
todo proceso innovador. La “Difusión es el proceso por el que una innovación
se comunica a través de ciertos canales a lo largo del tiempo y entre miembros
de un sistema social. En el que los mensajes tienen que ver con ideas nuevas.
La comunicación es un proceso en el que los participantes crean y comparten
información entre sí para llegar a un mutuo entendimiento”.
Así
pues, La nueva concepción del cambio implica diferentes procesos. Los
profesores están cambiando continuamente, pero a veces estos cambios son
pequeños ajustes en el programa, aunque también pueden ser cambios de mayor
importancia.
1.5. Consideraciones en la Planificación de la Adopción
Otras
variables que influyen en el proceso de iniciación y adopción de innovaciones
tiene que ver la normatividad u obligatoriedad con que se presente, la
implicación de los profesores, la existencia de recursos económicos y
materiales, así como las posibilidades de asesoramiento externo y
especializado. Todos estos aspectos influyen en la iniciación de la innovación.
La
iniciación no es un momento concreto sino un proceso en el que en función de
los resultados que se van obteniendo, se van a su vez observando las
repercusiones tanto en la incorporación de nuevos miembros así como el
replanteamiento de metas y objetivos.
Por
tanto la Implantación de la innovación es el proceso por el cual las
innovaciones son asumidas, adoptadas por los profesores, y estos deciden
ponerlas en práctica.
De
las múltiples dimensiones que tienen los procesos de cambio, es necesario
prestar especial atención a la dimensión personal del cambio si pretendemos que
algo cambie realmente.
Y
es que debemos tener claro que los profesores no son técnicos que ejecutan
instrucciones, sino que cada vez más se asume que el profesor es un
constructivista que procesa información, toma decisiones, genera conocimiento
práctico, posee creencias, rutinas, etc, que influyen en su actividad
profesional (Marcelo, 1994).
Fullan (1991) así lo plantea cuando establece que cualquier innovación conlleva inevitablemente la utilización de materiales curriculares diferentes a los habitualmente empleados. Fullan dice que “ la gestión del cambio se hace difícil debido a que debemos tener en cuenta los procesos de aprendizaje que son personales y causan ansiedad por parte de los individuos que trabajan en las organizaciones (1986:75).
Fullan (1991) así lo plantea cuando establece que cualquier innovación conlleva inevitablemente la utilización de materiales curriculares diferentes a los habitualmente empleados. Fullan dice que “ la gestión del cambio se hace difícil debido a que debemos tener en cuenta los procesos de aprendizaje que son personales y causan ansiedad por parte de los individuos que trabajan en las organizaciones (1986:75).
Por tanto la dimensión personal del cambio, es la atención al impacto que la propuesta de innovación tiene o puede tener en las creencias y valores de los profesores.
1.6. Modelo de Cambio
del Profesor (Guskey, 1986)
Se
refiere este modelo al proceso de cambio del proceso que presenta una
orientación temporal. Cuando se habla de mejora no nos referimos sólo al
aprendizaje, rendimiento, sino también a la motivación, participación, actitud
hacia la escuela, etc.
Guskey parte de la idea de que los profesores son capaces de modificar su conducta docente sin estar totalmente convencidos de que lo que están haciendo vaya a repercutir positivamente en los alumnos. Es más, afirma que las innovaciones o propuestas de cambio han de ser “explicadas” a los profesores con la suficiente claridad para que éstos puedan llevar a la práctica las nuevas ideas.
Anteriormente
ya habíamos hablado del modelo CBAM, éste se caracteriza principalmente porque
enfatiza por encima de todo, la necesidad de comprender las actitudes y
destrezas de los profesores, de tal forma que, actividades de apoyo tales como
desarrollo del profesor, coaching, proporcionar materiales, etc., pueden
relacionarse directamente con lo que los profesores perciben que necesitan.
En
esta teoría, el concepto “preocupación” juega un papel importante en la medida
en que asume que hay que atender a las necesidades y demandas específicas de
los profesores que se implican en procesos de cambio.
Las
etapas de preocupaciones de los profesores siguen una evolución. Para
identificar las preocupaciones de los profesores, existe el Cuestionario de las
Etapas de Preocupaciones. La utilización de estas etapas de Preocupaciones se
ha empleado también para la evaluación de innovaciones tal como nos han
informado Loucks y Melle (1982) y Mitchell (1988).
Un
segundo componente del modelo CBAM es el denominado Niveles de Uso de la
Innovación. Estos representan lo que se puede ver y observar en las clases en
las que se lleva a cabo la innovación. Los niveles son seis:
VI
Renovación: estado en el que el usuario reevalúa la calidad del uso de la
innovación, busca mayores modificaciones o alternativas.
V
Integración: estado en el cual el usuario combina los esfuerzos propios por usa
la Innovación con los de sus colegas.
IVB
Refinado: estado en el cual el usuario varía el uso de la innovación para
mejorar el impacto sobre los alumnos.
IVA
Rutina: El uso de la innovación se estabiliza.
III
Uso mecánico: estado en el cual el usuario se centra sobre todo en los
esfuerzos a corto plazo, en el uso día a día de la innovación con poco tiempo
para reflexionar.
II
Preparación: estado en el cual el usuario se está preparando para utilizar por
primera vez la innovación.
I
Orientación: estado en el que el usuario ha adquirido o está adquiriendo
información sobre la innovación.
0
No uso: estado en el que poco o ningún conocimiento de la innovación se posee.
No hay implicación con la innovación.
1.7. Niveles de Uso de la Innovación (Hall y Hord, 1987)
Los
Niveles de Uso de la Innovación permiten conocer la evolución que una
determinada innovación va teniendo a lo largo de un periodo de tiempo, por lo
que se ha utilizado como estrategia la evaluación (Loucks y Melle, 1982).
Ahora, cómo se lleva a la práctica de forma individual la innovación planteada. Fullan (1991) nos habla de otras condiciones de todo proceso de implantación. Una de ellas es la necesidad de que en la escuela o entre los profesores exista una “visión”. “La visión entendida como un conjunto de metas compartidas no significa la suma de las metas individuales, sino que tiene que ver con el grado de consenso entre el profesorado” (Vandenberghe, 1991:3).
Otro
aspecto importante es adoptar un tipo de planificación no rígida, sino
evolutiva, asumiendo la necesidad de flexibilidad. Ya que ningún plan
específico puede durar mucho tiempo.
Otra
de las condiciones de la implantación es el continuo esfuerzo por el desarrollo
profesional de los profesores, que participan en el proyecto de innovación.
2. LA EVALUACIÓN DE LAS INNOVACIONES EDUCATIVAS
2. LA EVALUACIÓN DE LAS INNOVACIONES EDUCATIVAS
Cuando
hablamos de evaluación y calidad no son sólo problemas técnicos los que nos
preocupan, sino también otros que determinan las metas de evaluación.
Llama la atención que existan muy pocos trabajos tanto de investigación como conceptuales en torno a la evaluación de innovaciones educativas. Las innovaciones consumen mucho tiempo y demandan considerable esfuerzo y energía. También son caras en el ámbito de recursos materiales.
Entendidas
las innovaciones educativas como procesos de formación de profesores, podemos
asumir plenamente las palabras de Joyce y Showers (1988) cuando establecen que
“Diseñar la evaluación de programas de desarrollo profesional es difícil por
las siguientes razones. Primero, el sistema es amplio y complicado. Segundo, la
forma como se lleva a cabo cada actividad y programa está muy influida por su
contexto. Tercero, las actividades de desarrollo profesional tienen como última
meta influir en el aprendizaje de los alumnos a partir de una cadena de
fenómenos...Cuarto, la medida de muchas de las variables presenta dificultades
técnicas. Quinto, las limitaciones de presupuesto casi siempre producen la
necesidad de estudiar muestras en lugar de la población en su totalidad. Sexto,
las buenas evaluaciones se llevan a cabo en contra de lo que habitualmente se
entiende por evaluaciones” (Joyce y Showers, 1988:111-112)
La
evaluación de las innovaciones educativas resulta una tarea compleja, y amplia
en la que influyen factores profesionales, económicos, políticos,
institucionales, educativos y curriculares.
El
análisis de la evaluación de la innovación educativa puede estructurarse en
base a algunas de las preguntas que recientemente ha recordado Nevo (1995) en
su libro School-Based Evaluation.
1.
¿Qué entendemos por evaluación?
2.
¿Qué se debe evaluar?
3.
¿Qué tipo de información debe recopilarse para cada objeto de evaluación?
4.
¿Qué criterios de evaluación se utilizarán?
5.
¿Cuáles son las funciones de la evaluación?
6.
¿Quiénes son los clientes o receptores de la evaluación?
7.
¿Cuál será el proceso a seguir para evaluar?
8.
¿Qué métodos de indagación se utilizarán?
9.
¿Quién realizará la evaluación?
10.
¿Qué criterios debe cumplir la propia evaluación?
Nevo
plantea que la evaluación de los procesos de innovación educativa puede cumplir
varias funciones. En primer lugar se puede afirmar que la evaluación es
necesaria porque hay que rendir cuentas, para desarrollar una innovación.
En segundo lugar, la evaluación de la innovación educativa, responde a la necesidad de mejorar los programas y procesos innovadores durante su propio proceso de realización.
Otra de las funciones es entender que la
evaluación, entendida desde una perspectiva formativa conduce a la profesionalización
de los profesores. Ello es así porque la innovación significa también
formación. Se asume generalmente que la escuela es un lugar para los alumnos,
pero también para que los profesores aprendan, se desarrollen: “si entendemos la enseñanza como una
profesión, y por tanto esperamos que los profesores planifiquen de forma
mecánica un currículum planificado, entonces la evaluación es una parte
fundamental de su trabajo. Les ayuda a analizar las necesidades de sus
estudiantes en relación con las metas de la escuela, valora los recursos y
oportunidades disponibles, escoge estrategias instruccionales y evalúa la
calidad de su trabajo, si seguimos una concepción profesional en lugar
burocrática de la enseñanza, la evaluación se convierte en una parte integral
del trabajo de los profesores” (Nevo, 1995:44).
Evaluación e Innovación resultan aquí dos
términos complementarios y básicos a tener en cuenta en la evaluación de las
innovaciones educativas. Hopkins establecía tres tipos de relaciones entre
ambos conceptos: Evaluación de la
innovación; Evaluación para la innovación, y la Evaluación como innovación.
La evaluación de la innovación nos remite a
un enfoque más sumativo y técnico de control de resultados al que ya nos hemos
referido anteriormente. La evaluación
para la innovación nos muestra la necesidad de incorporar procesos
evaluativos para mejorar la innovación en sus diferentes fases. Por último, evaluación
como innovación hace referencia a estrategias de desarrollo escolar o de
investigación-acción en las que es la evaluación institucional el eje sobre el
cual se construye y pivota un proceso de innovación.
A partir de las funciones que anteriormente hemos
presentado se puede deslumbrar con claridad la distinción que Scriven realizó
entre evaluación Sumativa y Formativa. Describe la evaluación formativa como aquella
que se desarrolla durante el proceso para proporcionar al equipo de
coordinación información evaluativa útil para mejorarlo. La evaluación sumativa
es aquella que se lleva a cabo al final del programa y que proporciona a los
organizadores o patrocinadores de la actividad información referida a juicios
acerca del valor y mérito del programa.
No quisiéramos plantear la opción entre evaluación formativa o sumativa como una
elección excluyente. Las evaluaciones sumativas pueden tener un efecto
formativo si la audiencia son los propios profesores participantes en el
proceso de innovación.
La diferencia entre evaluación Sumativa y Formativa
lleva a diferenciar entre evaluación
interna y evaluación externa. La evaluación interna se lleva a cabo por alguien que conoce mucho más el
programa que un externo, aunque se corre el riesgo de que al estar tan próximo
al mismo puede hacer que sea incapaz de ser completamente objetivo.
2.1. ¿Qué se evalúa en lso proyectos y procesos de innovación educativa?
Diferentes autores plantean la necesidad de hacer
un esfuerzo especial en la determinación de los objetivos a evaluar. Todo ello
tendrá que verse y ser tenido en cuenta en función de las posibilidades,
tiempos y recursos asignados a la evaluación.
La evaluación es un proceso que debe realizarse en
base a principios de rigor, honestidad y verosimilitud. De la Torre dice que la
evaluación es “proceso de ordenación de
la información y los argumentos que posibiliten a los individuos interesados,
participar en un debate crítico sobre un programa específico”. Los
principios a los que hace referencia serían:
-
Racionalidad.
-
Autonomía y responsabilidad.
-
Partir de los intereses de la comunidad.
-
Pluralidad de valores y perspectivas.
-
Comunidad autocrítica.
-
Honestidad.
-
Pertinencia.
Como hemos descrito anteriormente, no podemos
entender la innovación educativa como un a suceso aislado que ocurre de manera
casual. No sólo hay que entenderlo como un proceso que consta de diferentes
fases y momentos, sino que influye y a su vez está influido por las condiciones
de la política educativa respecto a la innovación y la formación del
profesorado.
La evaluación de la innovación educativa ha de
contemplar no sólo el proceso de iniciación, desarrollo e institucionalización
en los propios centros educativos, sino que será necesario incorporar un
análisis evaluativo de las políticas de promoción, mantenimiento y difusión de
la innovación por parte de la Administración Educativa. Así, la evaluación de la innovación ha de tener
en cuenta los dos componentes básicos del sistema: el sistema público de apoyo
a la innovación educativa, así como los procesos de iniciación y desarrollo de
innovaciones concretas en centros educativos.
Con respecto a lo hemos denominado Sistema Público de Apoyo a la Innovación Educativa,
entendemos que deberían ser objeto de revisión y análisis, en primer lugar la
propia convocatoria oficial que anualmente concreta lo establecido en el Plan de Formación de Profesorado.
Un segundo aspecto a tener en cuenta en la
evaluación de la innovación educativa tiene que ver con los procesos y
criterios que se establecen para la selección, aprobación o denegación de los
proyectos de innovación presentados a la convocatoria.
El segundo sistema que nos interesa destacar es el proceso interno de desarrollo de la
innovación. De este decir, en primer lugar, que nos parece necesario
analizar el contexto donde surgen los proyectos de innovación, el tipo de
centro, de profesorado, las experiencias previas en otras innovaciones o
actividades formativas, la participación de los padres, etc. En segundo lugar,
es importante conocer como se inicia el proyecto, quien decide el tema, cómo se
decide, qué nivel de participación tienen los profesores, cómo se construye el
proyecto, etc. En tercer lugar, y ya con el proyecto de innovación aprobado,
nos parece imprescindible conocer el propio desarrollo
del proyecto y el ciclo de transformaciones
que se producen en el mismo.
Por último nos ha interesado conocer cuáles han sido
los resultados que se producen como consecuencia del proyecto de innovación en
los profesores como profesionales, en las aulas, en el centro, en los alumnos.
La mayor parte de la investigación que se ha
llevado a cabo en relación al desarrollo profesional de los profesores ha
pretendido establecer qué cambia como consecuencia
de la participación en una actividad de desarrollo profesional.
La evaluación de las innovaciones ha de contemplar
necesariamente los efectos que ésta produce a diferentes niveles.
En primer lugar, el efecto del desarrollo de una
innovación educativa puede suponer que los profesores
que han participado poseen un conocimiento, destreza, desarrollo personal, nivel
conceptual, madurez, etc. que anteriormente no poseían o poseían en menor medida. En función del nivel a que nos
retirarnos, la evaluación se llevará a cabo utilizando pruebas escritas,
entrevistas u observaciones de clase.
En segundo lugar, la participación de los
profesores en una actividad de formación puede tener repercusiones en los alumnos. Los alumnos pueden mejorar sus
resultados cognitivos, así como los
resultados socio-afectivos y personales.
Los cambios que podemos encontrar en los alumnos
vienen como consecuencia de la introducción en el aula de estrategias didácticas innovadoras. En este sentido la
clase se configura como un elemento de crucial importancia para la evaluación
de la innovación.
En cuarto lugar, los cambios pueden tener también
una repercusión a nivel de escuela.
BIBLIOGRAFÍA:
- Marcelo García C. Investigación evaluativa de las experiencias de innovación educativa. Universidad de Sevilla.